lunes, 20 de diciembre de 2010

Navidad en Huchuy Yachaq

Comida con Livia




Ya está. Terminó y no me lo creo. 

Este fin de semana nos despedimos y fue maravilloso a la par que muy triste. Una semana de preparativos, sin parar, cerro arriba y abajo cargada de disfraces, decorados, regalos y cuidando con mimo cada minuto con mis niños, cada beso, cada abrazo y cada sonrisa. 

Decorado terminado
De lunes a viernes fui un poco la profe Toya, pintando decorados con los niños y con Gorka un nuevo voluntario que apoyó desde su llegada cada una de mis ideas. Tengo que agradecerle el aguantar mis nervios y perfeccionismo, pero es que todo tenía que salir bien. Tan bien como resultó al final. La obra fue un éxito, el decorado aunque no como los de Toya, quedó bastante bien y creo que todos disfrutamos mucho muchísimo, tanto la despedida del jardín “Las Hormiguitas” como la de Huchuy Yachaq. 

Fiestecilla de despedida
Mari, no podía ser menos. En estos 3 meses compartiendo absolutamente todo, a excepción de la bolsa de maíces, estos días fue un apoyo incondicional. Su sonrisa, desde los buenos días hasta las buenas noches, me acompañó cada segundo como sé que lo hará hasta el lunes que viene cuando me despida de ella en el aeropuerto. Creo que ya no me imagino sin ella. Compartir la mejor experiencia de mi vida con una persona como ella no tiene precio.  Gracias.

Mis niños actuando
Uno de los mejores momentos fue la comida del miércoles. Nos quedamos Gorka y yo a comer entre temperas y paneles para terminar de una vez el decorado. Se quedó Livia con nosotros. Sé que tener favorita no está bien, pero esta niña me cautivó desde el primer día y se lo daría absolutamente todo, por ello aproveché esa comida para disfrutar de ella y solo de ella. Cuando tenga una hija quiero que sea como Livia.  Mientras comíamos pan con palta y mangos creo que fui la persona más feliz del mundo.


 
Mari, Livia y Gorka con su chocolate
EL viernes a las 15.30 fue la clausura de curso del jardín. Esos nombres que tanto me llamaron la atención el primer día: Ananí, Livia, Maria Elena, Jeferson, Maycol, Jonh Wilbert, Jenifer, Luz Karina, Karina, Norma, Adrea, Yasmina, Luis Miguel, Yeremy, Deybi David, Saúl, Jaime Lucio y Jimmy; dejaron de ser hormiguitas para pasar a primer grado donde continuarán su formación. Cantaron villancicos, las profes resumieron el curso con unas palabras cariñosísimas hacia los niños, les entregamos unos diplomitas y solaperos de recuerdo, fue increíble. En cuanto mencionaban sus nombres para que subieran al escenario construido con mesas, mis ojos se empañaban. Fue muy emocionante. Me los llevaría a todos. 

Acto seguido les hicimos una fiestecilla de despedida con ganchitas, cheesitos, piñatas, gelatina y miles de tortas. Cantamos, bailamos y la pasamos requete bien. 

Mari también tiene favorita?
El domingo a las 9 de la mañana fue la clausura de Huchuy Yachaq. Tanto nuestra obra de teatro como cada una de las actuaciones ponían los pelos de punta. Pusimos mucho esfuerzo en que todo saliera 10. Y así fue. Cabe señalar que la profe Charo nos sorprendió con una puesta en escena por parte de los niños excelente, y los adolescentes interpretaron una obra muy divertida parodiando el día a día en el asentamiento. 


Tras las actuaciones, chocolatada, panetones y regalos para todos, pero con todos quiero decir todos, padres incluídos. Que emoción. Creo que de alguna manera experimenté la sensación que tienen los padres la mañana de Reyes, cuando se abre la puerta del salón y se abre ante ti la imagen de un montón de regalos bajo el árbol de  navidad. Solo que en vez de un faldón para Willy, repartimos miles de balones, carros, muñecas, barbies y cacharritos.

El rey!
Podría escribir toda la tarde, pero nunca podría acertar con mis palabras, ni existen tantos signos de exclamación.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Paquetes escolares

Pronoi
Ir a la escuela en el Perú es algo casi imposible para niños, niñas y adolescentes que se encuentran en el segmento mas empobrecido. El mes de marzo, cuando se realizan las matriculas y se inicia el dictado de clases, representa un periodo de muchos sacrificios y frustraciones, ya que la mayoría de los chicos y chicas que quisieran estudiar, encuentran grandes dificultades para  alcanzar la matricula por los costos que representa esta. Si bien es cierto que la educación en el Perú es gratuita, en la práctica, los promedios de cuota por matricula, sea por gastos administrativos y por Asociación de padres de familia supera los 70.00 nuevos soles, en algunos casos los 100.00 cuando el niño inicia el primer grado de secundaria. A esto se suma el uniforme, los útiles escolares, los libros etc, etc.
4 años
Algunas familias optan por matricular a un hijo, y esperar el año siguiente para matricular a otro hijo, o enviarlos al colegio nocturno (horario de 7 PM a 10 PM) a pesar que este turno esta  dirigido a adultos.

Este panorama nos motiva a lanzar el presente proyecto, porque creemos que el derecho a la educación no es solo la matricula en un centro educativo, es también que los niños, niñas y adolescentes tengan materiales para estudiar, libros y textos que les permitan realizar sus aprendizajes y apoyos escolares de reforzamiento y nivelación escolar, actividades que realizamos a través de la biblioteca.

¡Mi clase! 5 años
Esta actividad denominada “paquetes escolares” se propone apoyar con  los  útiles escolares a niños, niñas y adolescentes de los niveles inicial,  primario y secundario, usuarios de la biblioteca de la Asociación Huchuy Yachaq, en el Asentamiento Humano Hermanos Ayar de Cusco, facilitando un paquete escolar a cada uno para que al inicio del año escolar cuenten con el material educativo que necesitan. 

¿Les ayudamos? Solo con que cada uno aportemos un poquito podemos hacer mucho. Quien quiera colaborar con este proyecto que se ponga en contacto conmigo (jcrirey@hotmail.com), os mando mi número de cuenta y antes de irme les dejo nuestra aportación. Será vuestro mejor regalo de Navidad. Yo me comprometo a mandaros fotos de sus caras cuando abran el paquete, os aseguro que no tiene precio.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cuzco saca lo mejor de las personas

Mi calle
Hace días que Mari y yo le damos vueltas a esta idea. Cuzco es una ciudad de paso, donde la gente viene a dar lo mejor de sí mismo. Es un lugar que atrapa, donde te quieres quedar por un tiempo y disfrutar de la gente que encuentras a tu paso, caminar un ratito a su lado y marcharte. 

Mi casa
Unos aparecen aquí con un instrumento debajo del brazo, otros con maravillosas artes culinarias que dar a conocer, muchos buscadores de sonrisas como Mari y yo. Los hay que pintan, que hacen pulseras, collares, trenzas de colores, enamorados de las montañas que disfrutan por compartirlas con los demás, gente que viaja por Latinoamérica y que siente la fuerza de esta ciudad y se detiene aquí un ratito…  “cualquier cantidad” de ilusiones y habilidades que se mezclan en una ciudad mágica. Una ciudad que invita a quedarse. 

Llegamos aquí, sin nada. Da igual tu vida anterior, lo que hagas o dejes de hacer, lo que tengas o dejes de tener. No importa nada. Solo importas tú  y lo que hayas venido a hacer aquí. Toda persona con la que te cruzas en este barrio te dedica un tiempo. De dónde eres, cuánto te quedas, qué haces, ¿comemos juntos?

Mi plazoleta
Mis vecinos
Llegamos aquí sin nada, de manera que lo mejor que tienes que ofrecer es a ti mismo. Eso es lo que hace de Cuzco una ciudad especial.   

Se acerca la Navidad




Con el mes de diciembre dejamos de pintar números, letras, helados y mariposas. Ahora todo son Papá  Noeles, angelitos y árboles de navidad, en las ventanas, en las paredes, en papel bon, por todos lados. Preparamos villancicos, la obra de teatro ya tiene música y poco a poco sale sin los papeles en la mano.  Poco más de una semana y todo habrá acabado, ¿cómo es posible? Pero si llegué ayer.
Esta semana, nuevas visitas,  parece que en vez de a Perú me fui a Londres, mucho más a mano. Si me llego a haber ido a Albacete seguro que no habrían ido ni mis padres.  

Me encontré con Inés, Rosita, Eduardo y Edu en la plaza de Armas el sábado por la tarde. Llegaron en el momento perfecto porque esa mañana me despedí de Yoyi, Laura y Alex y dejaron la morriña a flor de piel. Qué rápido se acostumbra uno a los mimos. Yo que ya estaba hecha toda una guerrera cusqueña, me despedí llorando cual wawita, en frente de la iglesia de San Blas, mientras veía como se alejaban cuesta abajo. Con ellos estuve poco tiempo, pero lo suficiente como para que Inés y Rosita subieran a ver a mis niños. Nuevamente me encantó ver como disfrutaron con ellos y que sintieran esa sensación que sube por el cuerpo cuando abres la puerta del salón y 18 niños se te suben encima. Hubo un instante que temimos por la vida de Rose, a  quien perdimos de vista entre una marabunta de niños, de la que consiguió librarse poco después y no sin esfuerzo. Mañana de juegos y sonrisas viguesas. Yo empecé en el Cole Estudio con 4 años, y nada más entrar por la puerta Inés vino a buscarme para enseñármelo todo y  llevarme a la clase de María José. Teníamos la misma edad que lo locos bajitos que se le subieron encima el lunes, y desde ese día lo hemos compartido todo, día a día hasta los 18 y un poco más lejos después, pero siempre todo, lo que hace que el hecho de haber estado con ella aquí, en la experiencia más maravillosa de mi vida, haya sido mágico. 
Pero eso no es todo. El domingo por la mañana mientras terminaba mi desayuno en el Taita Home, así se llama mi nuevo hogar, escuché de lejos la inconfundible voz de Muñiz que agradecía acaloradamente a unos chicos el hecho de que le ayudaran a subir la infernal cuesta con la maleta a rastras. Abrí la puerta y allí estaba la paraguaya más dicharachera del barrio de San Blas. No nos veíamos desde San Fermines 2009, pero en un desayuno, mi segundo del día, nos empezamos a poner al día, y como ninguna de las dos habla nada se nos alargó el asunto hasta el almuerzo y el café. Me encanta la sensación de estar con una persona a la que hace siglos que no ves y que parezca que fue ayer la última vez que nos vimos.  Esas son las verdaderas amigas o por lo menos eso creo yo. Ahorita la verdadera amiga esta en el Machu Picchu, seguro que alucinando, me da envidia, porque yo ya no podré verlo por primera vez nunca más. Qué lugar.

También Muñi conoció Huchuy Yachaq, compró bocadillos de dulce de leche para todos y caramelos de sabores. Fliparon los tíos con el festín preparado por la tía Mari. Que riquiños, pedían aumentito como locos.
Hoy es feriado, Inmaculada Concepción aquí también, así que un poco de descanso no viene nada mal. Tengo que organizar 22 disfraces, los regalitos de Navidad, la fiesta del 19 en el asentamiento. No queda nada. Cuantas cosas, os iré informando, pero adelanto que será la fiesta navideña más sonada del planeta. Ya le he dicho a Papá Noel que este año se tiene que detener un poco más de tiempo en Cuzco, donde 160 niños esperan su regalo con impaciencia. Se lo prometí.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

1 de diciembre


Ju y Ananí
Empieza un nuevo mes, en el calendario y en Perú. Ya la cuenta atrás, 28 días de “carpe diem”, 28 días que no dejaré de disfrutar, minuto a minuto, segundo a segundo. No se me escapará nada. Pero antes… felicidades Blanch. 

Hoy estoy pasando un día diez, con Mari y Misielo, mis amores peruanoss, los que me cuidan, con los que comparto mi día a día, somos un trío guay y ellos y  Jack Jhonson de fondo, hacen de esta, la mejor de las tardes.



Este fin de semana lo pasé en la selva, un escenario que jamás había contemplado. Es otro ritmo de vida, un decorado verdísimo inimaginable si no te pasas por allí y personas muy especiales que te encuentras por el camino, que te dan otra visión de la vida, que te enseñan a valorar lo que verdaderamente importa. Eso me llevo de Perú, empezar a vivir mi vida de una manera diferente, más pura, dejando las chorradas a un lado. Una vida en la que son las personas y lo que ellas te pueden aportar lo que verdaderamente importa. Nadie me ha dejado indiferente, de todas y cada una de las personas que conozco a diario me llevo algo, y de ellos, los bajitos, todo.  Siempre he dicho de todos los lugares que he conocido, que al final, lo único importante es la gente con la que coincides, a la que conoces, de la que disfrutas. Nada del colegio mayor, la habitación, la zona, el frio o el calor que haga… la gente es lo que al final importa.
Jeferson

Con la llegada de Glo y Laura mil cosas nuevas han ido sucediéndose y cosas maravillosas. La Selva y el Cañón del Colca dos sitios para recordar siempre, pero si me quedo con algo, es con los momentos que las 3 pasamos en el proyecto.  Me rechiflaron sus caras al conocer a mis  niños, el brillo de sus ojos, su ilusión por conocerlo todo en el poquito tiempo del que disponían. Lo mejor de su visita sin duda. 

Dimos una charla de salud reproductiva y planificación familiar para papás y mamás. Le hablamos de métodos anticonceptivos, les enseñamos condones y DIUs. También fue una lección para mí ya que tampoco yo los había visto nunca, los últimos claro, que pequeñitos son!!! A las mamás les dio mucha confianza el poder ver uno en su propia mano. Yo creo que  a más de una la convencimos. Un éxito. Preguntaron mucho, se les veía tranquilas con nosotras, confiadas, sonreían… que linda experiensia!!!! Después de la charla fijamos consultas privadas, para que las que quisiesen concertasen una cita con la Dra. Cordeiro y poder hablar con ella. Examinarse. Ponerse el DIU. Yo hice de auxiliar en una de las consultas, gine por un día. Fue la leche, y me encantó ver a Glo en acción, yo quiero que mis bebés vean sus ojos nada más nacer. Luego mi coliño. 
 
Laura organizó el botiquín. Ahora sabemos para qué sirve cada medicamento, en que dosis tenemos que administrarlo,  qué es mejor que esté en la basura y que cosas tenemos que comprar. Se acabó lo de calcular… si yo peso 60 kg y me tomo una pastilla, este niño que debe pesar la una tercera parte pues un tercio de pastilla. 

También supervisó lo que comen los niños y parece ser que eso  no lo hacemos tan mal. Punto y mini punto para Huchuy Yachaq.

Mil gracias a las dos por compartir esto conmigo.

Mi lloro de la semana pasada se lo llevó Jeferson. Tiene 5 años y es guay. No puedo decir otra cosa. Llegué el viernes al proyecto prontito y solo estaba él. Me pidió que le contara el cuento de Los Siete Cabritillos antes de empezar con la tarea. Y cayéndoseme la baba asentí. Fui a por él y comencé mi lectura con el niño en brazos. Poco a poco fueron llegando el resto, cuando yo ya emocionada ponía voces a la mamá cabra, al lobo e incluso diferenciaba entre los 7 cabritilllos. Un show. Los niños boquiabiertos se reían y decían a coro: “pasa la patita por debajo de la puerta”. La que se quedó boquiabierta y con los ojos empañados fui yo que al acabar la historia y preguntar a Jeferson si le había gustado mi interpretación me lo encuentro cogido a mi mano totalmente dormido. Tan dormido como mi brazo después de dos horas sin dejar de ver como descansaba el niño más alegre del jardín. 

Y ya para acabar, el más grande de los besos para Mari, que con tanto ajetreo la estoy cuidando un poco menos aunque queriéndola mucho más. ¿Compartimos sonrisas?

lunes, 22 de noviembre de 2010

Ya soy cusqueña!

Escribí por última vez hace dos semanas y tras recibir múltiples quejas y llamadas de atención, debo una explicación. Es el tiempo que me llevó convertirme en una verdadera peruana. Ahora vivo en el centro de Cusco, conocido barrio de San Blas, cualquier imagen en Google os encatará.
Un lugar increíble donde van a parar todas las almas libres de Perú. Acá todo el mundo es amigo, el buen rollo se respira en cada esquina y ahora sí que siento que estoy viviendo el verdadero Cusco.
Sigo subiendo al proyecto mañanas y tardes, pero ahora cuando llego de Huchuy Yachaq ya no me quedo en casa, sino que disfruto de todo lo que la gente de aquí me aporta a diario. Que es una barbaridad. Tanta gente diferente… Estoy aprendiendo más que en toda mi vida y me ayuda a desconectar de todo lo que a diario vivo en el proyecto que no deja de ser muy duro. De manera que encontré una vía de escape que me llena al 100%. Se puede decir que aquí ya lo tengo todo. Y que el resto de tiempo que me queda aquisito tengo que disfrutarlo sin despistarme ni un segundo. 
El viernes me encontré con Yoyi y Laura en Arequipa para visitar el Cañón del Colca. Fue una sensación extrañísima verlas aquí. Compartir todo esto con ellas es lo que más me apetece del mundo.  Estamos preparando charlas de planificación familiar, protocolos para seguir en caso de violaciones, abusos, charlas de sexualidad… todo lo que podamos en los pocos días que estén aquí. La Dra. Cordeiro vino cargada de instrumentos, medicinas e información que intentaremos repartir lo mejor que podamos. Cómo me apetece llevar a cabo todas estas cosas con ellas.
Además quiero que vean mi día a día, que lo disfruten, que aprovechen todo lo que este país les puede aportar. Que espero que sea tanto como a mí. 

Con mis niños todo igual. Más implicada, más contenta, enamorada de ellos. Me esperan cada día en la cuesta del proyecto sonriendo de oreja a oreja. Subimos de la mano y pasamos el día juntos.  De verdad que no se cómo voy a irme de aquí. ¿Cómo voy a ser capaz de dejarlos aquí? Muchas veces me planteo hasta qué punto tengo derecho de meterme en sus vidas de esta manera y después dejarles aquí.  Están tan preocupados por cuándo me voy, cúanto tiempo me queda… Va a ser muy difícil.  Aprovecharé la fiesta de Navidad y los regalos para despedirme sigilosamente. Dejarles sonriendo con sus regalos y marcharme. Hasta ese momento, 19 de diciembre, se lo daré todo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Nacer es una lotería


Recuerdo que cuando tenía 12 años, Blanca Montoya profesora de lengua y literatura, nos pidió una redacción para el día de la Paz. Redacciones que se leerían en alto en la sala de usos múltiples para celebrar ese día.

Mi rincón en Cusco

El fin de semana me senté en la mesa camilla del cuarto de estar de mi casa para escribirla,  mientras mi padre trabaja cerca. Le pregunté acerca de qué podía escribir y creo que fue la primera conversación mínimamente madura que tuve con él. 

Por aquel entonces acababa de leer el diario de Ana Frank, un libro que desde mis ojos de niña me impactó mucho, e hice muchas preguntas acerca de los campos de concentración, las barbaries que se cometieron en la Segunda Guerra mundial por los nazis y demás injusticias que en aquellos tiempos llegaban a quitarme el sueño. 

En nuestra conversación, mi padre dijo en un momento que nacer es una lotería. Y hoy en uno de los momento más duros que he pasado aquí, esa frase que de vez en cuando ronda por mi cabeza, apareció nuevamente mientras mis ojos que ya no aguantaban más, se llenaron de lágrimas, unas lágrimas desconocidas. 

Os decía en alguna de mis entradas, que al quedarme aquí tanto tiempo poco a poco me dan más responsabilidades. Confían más en mi y me dejan participar en muchas más cosas y es entonces cuando te das cuenta de que estás metida en el proyecto hasta las cejas. 

Kevin y Franklin
La semana pasada se abrió el plazo de inscripción para el curso siguiente. Como en poco tiempo han llegado muchos niños decidimos actualizar la rudimentaria base de datos y hacer un poco de trabajo de campo. Para ello además de visitar las casas de las familias que viven en el asentamiento, hacemos entrevistas a las madres e intentamos ver las necesidades que tienen, dejarles que nos cuenten y contarles nosotros también como afrontaremos el curso que viene. También los padres están invitados, por supuesto, pero no viene ni uno. Por un lado mejor, porque si me encuentro delante a más de uno no sé cómo reaccionaría.

Esta mañana se acercó la madre del niño por el que fui a preguntar hace unas semanas a su colegio. Tiene 30 años, 5 hijos desatendidos y un grandísimo mamón en casa. El mayor, Pablo,  del que os he hablado, 8 años. De ahí en adelante los otros 4. Él mamón  no tiene trabajo, solo toma en la calle bebiéndose el poco dinero familiar del que disponen. Ella, 5 años más que yo, se quedó sin trabajo hace quince días. Pablo, no ha ido a clase más de un mes en todo el año, por lo que por segunda vez pierde el año escolar. No sabe leer, ni escribir y ya ni tiene ganas de aprender. María 7, por suerte más centrada en sus estudios, pero con pocas posibilidades en su vida. Jaime, 5 años. Con él  trabajo a diario, un encanto, todo mimos. Aun no se da cuenta de que no le tocó la lotería. Anita, 3, increíble. Hace puzles como nadie, sonríe continuamente, tienen un potencial alucinante y unas ganas de aprender envidiables. Tampoco lo sabe. Al bebé no le conozco. Pero creo que tampoco podría.

La persona que hizo la entrevista conmigo, después de ver la gravedad de una situación de la que ya habíamos advertido hacía un tiempo,  expuso a la madre que así no puede seguir. Que si en 15 días no encuentra un trabajo habría que poner el caso en manos de la fiscalía y que de esa manera los niños irían a parar a una especie de centro de acogida. No os podéis imaginar el llanto de la madre. Yo aguantaba, preguntaba, planteé soluciones. Ella me agarraba de la mano, me miraba alos ojos, buscaba comprenssión, no dejaba de decir que no sabía como hacer. Yo seguía aguantando. Quedamos en que mañana a las 10 viene con el mamón para tomar una decisión y plantearle la situación. A partir de ahí, veremos si inscribimos a Anita y sus hermanos o si tienen que encargarse otras personas. Aguantaré las ganas de matarle.
Ella se fue. Hundida. Consumida. Y en el momento que se cerró la puerta me derrumbé. 

Lloro mucho, muchísimo, pero esta vez mis lágrimas eran desconocidas.

Nacer es una lotería, una verdadera lotería y no podemos dejar de dar las gracias.  

martes, 2 de noviembre de 2010

Pan Wawa

El primero de noviembre de cada año, en todo el territorio peruano se revive una costumbre ancestral: las ofrendas a los muertos. Las familias van a los cementerios, les llevan música, bebida y comida, y pasan un día entero con su finadito tratándolo como si estuviera vivo. Comen, beben y bailan juntos. Es día de llevar alegría a los que ya no están.

Dentro de esta tradicional costumbre se destaca el Pan Wawa (Niño de Pan) que es una de las ofrendas más dulces que se le puede hacer al difunto, sobre todo si es un niño o una niña. El Pan Wawa es un pan dulce y delicioso. Le dan la forma de muñeca (para las niñas) o caballo (para los niños) y le agregan dulces. Lo hacen en varios tamaños, incluso con caretas de yeso. Cuando un niño o niña muere, siendo la prenda más querida de una familia, el dolor es inmenso, muere el futuro, muere las esperanzas de la familia. Y, cuando llega el mes de noviembre los padres le llevan sus juguetes, su ropita, los potajes que más le gustaba y entre ellos el pan wawa que es una delicia para el paladar.
Así surge esta costumbre, aunque no se sabe cuando surgió en su versión actual. Pero ahora, el Pan Wawa se da a todos los niños el primero de noviembre. Y claro, los nuestro no iban a ser menos. Así que el jueves manos a la obra. Estuve metida en un horno de 11 de la mañana a 6 de la tarde. ¡¡¡Hicimos unos 200 panes!!! Primero mezclando harina, huevos, azúcar, vainilla,  leche y levadura. Después, por turnos se acercaban los niños de la mañana y amasaban un rato. Qué riquiños. Se llenaban de harina de pies a cabeza, encantados, a la espera del día siguiente cuando por fin se llevarían el ansiado pan debajo del brazo.
Después de comer en la misma mesa del horno un poco de pan con palta (aguacate) y sal, seguimos con el trabajo. Más de lo mismo. Amasa que te amasa, los brazos se nos dormían,  y la masa parecía que nunca se llevaba el aprobado del maestro panadero y de su hijo, “Coqueto”. Personajillo de la segunda foto.
Tras amasar, dar forma. 120 pan caballo y otros tantos pan wawa. Qué barbaridad. Qué calor. Pero fue muy divertido. Las madres del asentamiento se pasaban y ayudaban un rato. Los niños también. Contaban historias, un poco de sus vidas… Durante un rato el horno me recordó al marujeo de “Cari”. Y yo en el medio, claro que sí. No vaya a ser que me pierda algo. Me preguntaron que como se celebraba el día de los difuntos en España. Le hablé de los huesitos de santo y les conté la conocida historia de mi abuelo cuando era niño. No me voy a poner a contar la historia ahora, aunque merece la pena, asi que os invito el año que viene a mi casa a comer el primero de noviembre. Mi padre cuenta la historia y yo os hago unos pan wawa para chuparse los dedos. Otra opción es ir a bailar al cementerio, pero eso ya me parece un exceso. Se lo dejamos a los peruchitos.
Al día siguiente, con los panes metidos en varias cestas, llega la ceremonia. A la hora del “lonche”, bautizamos un Pan Wawa gigante. Normalmente sube un cura y todo. En esta ocasión, Luz, una chica de 19 años que trabaja en el proyecto todas las tardes,  hizo los honores. Las voluntarias fuimos las madrinas de la pobre criatura. Tras el acto, ¡¡a comer!!.



Un chocolatito caliente y un pan wawa por barba, recibido con la más amplia de las sonrisas. Si no lo veis no os lo creéis. Cuánto poder puede tener un pan. Para que os hagáis una idea, podría compararlo con la cabalgata de Reyes. ¡Es esa cara! El momento de abrir la puerta del cuarto de estar y ver todos esos regalos que nos han traído los Reyes Magos de Oriente.

martes, 26 de octubre de 2010

Machu Picchu

Nunca he sido una persona espiritual. Los chacras, las energías y  la meditación, jamás me llamaron la atención. Sin embargo creo que a mis 25 años he podido entender un mínimo todo ese mundo. Huayna Picchu arriba, a solas con la montaña. Sin más sonidos que los de la naturaleza y con las vistas mas maravillosas del mundo. ¡Qué  momento! ¡Qué lugar!
Cima del Huayna

Nada te distrae, solo piensas en ti, en las cosas que realmente importan y con uno de los siete escenarios más maravillosos del mundo. No sé cómo serán el Taj Mahal, Petra,  la gran Muralla China, el Cristo Redentor, la gran Pirámide de Guizao Chichén Itzá, pero desde luego Machu Picchu me dejó sin palabras, boquiabierta, estupefacta, flipando vamos. A mí, si si, que no callo ni debajo del agua. Muda. Fue un encuentro conmigo misma que no olvidaré.

Con esfuerzo y esa nueva sensación llegué a la cima. Un golpe de realidad me bajó del globo. Y es que por muy contenta que estuviera conmigo misma, el Machu Picchu no deja de ser un espectáculo para todo el mundo y las 400 personas diarias que pueden subir al Huayna Picchu para contemplar desde lo alto el antiguo poblado andino inca y el Machu Picchu, no pensaron:

-          Vámonos, dejemos a Ju que despegue del todo y que disfrute en solitario de este momento y lugar. 

Alejandro!!!!!
¡Qué desconsideración! ¡Mis chacras se cerraron del mosqueo! Sin embargo, estaba muy contenta, nada me iba a estropear el momento, ni siquiera las mil quinientas treinta y tres personas que copaban la cima. Así que encontré mi cuarto de metro cuadrado, y en posición fetal, la misma posición en la que enterraban a los incas para estar bien preparaditos ante su nueva vida, me senté a contemplar la vista. En la foto os la presento, pero espero que todos tengáis la oportunidad de encontrar vuestro cuarto de metro cuadrado en lo alto del Huayna, merece la pena. 

También os pongo la foto típica del condor Ju pasa, especie protegida que conseguimos retratar con miedo a despeñarnos y tirar todo por la borda. 

Cima del Machu Picchu
El descenso, otro cantar. Mucho más complicado. Yo con lo torpiña que soy no lo encontré muy peligroso, pero a mis compis de grupo les pareció que debería estar mucho más vigilado y seguro. Pié en falso y te vas al carajo, pero bueno, es parte de la experiencia. La Pachamama nos cuida.
Llegamos abajo tras momentos duros, curiosos, enternecedores y sustos. Dura, la subida. Curioso, el sentarme a descansar un segundito junto a dos tipos que tras recuperar el aliento e intercambiar un par de palabras, compartían el mismo acento que yo. ¡¡¡Eran de Pontevedra!!! Enternecedor, una pareja que subieron con su bebé de 8 meses a la cima y en su medio metro cuadrado, disfrutaron del momento, juntos, enamorados y con su bebé. Susto… una chica que se cayó y creo que tendrá ese mal recuerdo para toda la vida. En camilla se despidió del risco. Solo espero que esté bien.

Una vez abajo, cogimos fuerzas. En hora y media, sellamos pasaporte, nos dejamos timar por una trozo de Pizza y una Coca-cola, hicimos un pis y de vuelta a caminar. Esta vez nos esperaba la cima del Machu-Pichi. Buen ritmo, anti mosquitos, decisión e ilusión es lo único que hace falta. Un, dos, tres, cuatro… buf… Un, dos, tres, cuatro… A cada persona que me cruzaba, que la verdad no fueron más de 6, les preguntaba que si merecía la pena, que cuanto quedaba, que si me daban un poco de agua, que si un abrazo… Todos; francesas, chinas, mejicana… ponían sonrisa de oreja a oreja y decían que merecía muchísimo la pena. Un par de ellas me dijeron que era lo mejor que habían visto nunca… Claro, con esa contestación, te llenas de fuerza y otra vez. Un, dos, tres, cuatro…buf…un, dos, tres, cuatro…

Tras hora y media de ascenso se abre ante ti la mejor vista del mundo. Sonríes, lo conseguiste. Ahora no hay gente. Es tuya. ¡La leche! 

Despedida de la vista
Pasamos media horita arriba. Poco a poco fueron llegando los 6 integrantes del grupo. Primero mostrando una gran sonrisa, luego enmudeciendo ante la imagen, después compartiendo impresiones y por último fotografiando el momento. Juntos, separados, boca arriba, boca abajo, con bandera, sin bandera, haciendo el pino, la voltereta y el espagar. ¡Lo logramos! Algo que hizo ese momento especial fue Mari. Que poniendo un pié en la cima del Machu Picchu cumplía así un sueño y el sueño de su padre. Con sus ojos llenos de lágrimas consiguió emocionarnos a todos.

El descenso nuevamente duro. Además ya estábamos muy cansados y con ganas de meternos en la cama. Nos habíamos levantado a las 4.30 de la mañana y  eran las 5 de la tarde. Agotadas y contentas cogimos el tren y con gran paz interior, me metí en la cama con las pilas cargadas para enfrentarme a una semana más en Huchuy Yachaq.

jueves, 21 de octubre de 2010

2 semanas





Ya es miércoles, llevo dos semanas en Cusco y aquí estoy como Juan José Millás, su columna y su Gin tonic de las 19.30, pero con mi mate y mi blog. Ahí voy. 

Hace solo cuatro días que no escribo, pero aquí han pasado mil quinientas cosas. En “Villa Betty” cada vez estoy más a gustito. Lavo a mano que es un primor verme, ya he encontrado sustitutivos peruanos a casi todas las cosas que me gustan y con la gente de la casa muy bien. Es un ir y venir de personas maravillosas de las que disfrutas intensamente durante unos días. Caminas un rato a su lado, aprendiendo, riendo, pasando por infinidad de cosas nuevas, y así sin más en unos días, te separas con tristeza para cada uno seguir con su vida. Lupe, Gonzalo, Lisa, María…. Solo en 15 días conocí y me despedí de cuatro personas, que me ayudaron a adaptarme a este escenario y se fueron dejando su huella en el proyecto, en la casa y en nosotras. ¡Fue un placer coincidir en esta vida!

El domingo pasado tuvimos un día puramente cultural. Boleto turístico comprado y a visitar la Capital Arqueológica de América Latina y PATRIMONIO CULTURAL DEL MUNDO. 

Primero Tambomachay, lugar de hospedaje del Inka, a 8Km de Cusco y 3800 m de altura. Después Puka Pukara, puesto de control de tránsito peatonal y administrativo que era cuartel y alojamiento con depósito de alimentos. Más tarde Quenqo, “laberinto”, santuario religioso para ceremonias de culto a la fertilidad. Y por último Saqsaywaman, restos y cimientos de una colosal construcción formada por tres series de defensa en bloques de piedra y unidas con gran precisión. Esto lo acabo de copiar del folleto para que lo leáis así más profesional. La anécdota de la excursión, es guay. En Puka Pukara coincidimos con un grupo de adolescentes peruanos en plena efervescencia, que tras pasar a nuestro lado un par de veces se llenaron de valor y nos pidieron una foto. Estaban en su viaje de fin de curso. La foto se convirtió en 33, pues todos y cada uno de la clase se quiso hacer una foto con las turistas.  Eso sí, las piedras ni de reojo. Tras la sesión nos despedimos, pero coincidimos con ellos en la salida. Fue el instante en el que Mari me dijo que nos podíamos cobrar la sesión pidiéndoles que nos llevaran en el bus. Ni corta ni perezosa Juliña se acercó al profe y amablemente se lo soltó. Tras asentimiento y gran sonrisa, nos convertimos en adolescentes en plena efervescencia y allí fuimos. Autobús y guía turístico por la cara, y nunca mejor dicho. 
El lunes al proyecto. A mis niños cada día les quiero más. Me encanta cuando subo la cuesta y me los voy encontrando. Ves donde viven. Lo contentos que están con lo poco que tienen. Subes al proyecto hablando con ellos, y muriéndote un poco mientras ellos corretean hasta la cima como si nada. Lunes, miércoles y viernes tengo que lavarle la cabecilla a mi protegida que está malita. Ya he convertido el lavado de cabeza en una sesión de belleza total. Aprovecho para lavarle a ella, cortarle las uñas a medio jardín de infancia, sonar los mocos a media montaña y repartir toallitas húmedas de bebé a diestro y siniestro. ¡¡¡Les encanta!!! Otro rollo. 

-          Profe, profe, profe me da una olorosita? 

Las tardes se hacen un poco más cuesta arriba porque hay muchísimos niños. Yo ya solo me encargo de los más pequeños. Leemos los libros de Pepa y Misi y hacemos muchísimas fichas. Muchísimas. No me dan las horas muertas para inventar chorradas. 

Como poco a poco confían más en nosotras nos van dando más responsabilidades. Igual demasiadas, pero es que hace falta.  El lunes llevamos una escuela de padres. El tema era “Cómo corregir a nuestros hijos”.  Si claro, a  los míos también.  La teoría se la saben de rechupete, y cuando intervenían decían lo que queríamos oír. Son muy listas pero pasan de sus hijos todo y más. De hecho, estoy segura de que la mayoría vienen a la escuela para que les den el material escolar, dicen cuatro cosas para quedar bien y listo. No todas, sí que hay alguna riquiña, pero en general…
Muchas de las madres no son mucho mayores que yo, sin embargo parecen mayorcísimas. Siempre con un bebito a la espalda y doscientos tres colgando de sus brazos. Es una locura. Y es dificilísimo introducir los métodos anti conceptivos. Lo ven fatal. A ver como lo hacemos. Espero con ansia a la Dra. Cordeiro y poder preparar un taller con su colaboración. Solo con que nos escuche alguna me doy por satisfecha. 

El martes, taller de adolescentes. De este ya os hablé. Es el de la obra de teatro. Creo que les gusta bastante. Leímos un poco “El principito” para ver como leen, vocalizan… toma de contacto con el escenario. Creo que esto va viento en popa. Lo mas coñeiro, un grupo que se auto nombra “Las divinas”. Ya nos enseñaron a Mari y a mí el saludo del grupo, ¡estamos muy dentro del mundo adolescente!

Este mismo día, me pidieron que me acercase al cole de un niño para preguntar por él ante la sospecha de que no asiste a clase. Tras informarme un poco acerca de su vida, que me dejó nuevamente un poco embajonada, bajé al cole. Me gustó mucho el cole, la maestra, los pupitres y el encerado. Mucho menos el enterarme de que el niño no fue a clase en todo el curso. Ahora intentamos enseñarle a leer, porque estando en 2 de primaria no tiene ni idea. Bajaré al cole cada dos semanas e intentaré colaborar con la profe a ver qué se puede hacer por él. De los padres nadie sabe nada. Sus hermanas… van por el mismo camino. Fos

Al margen de esto, seguimos rescatando sonrisas. Cantando canciones, haciendo barcos de papel y subiendo y bajando las olas. 

Este fin de semana si que voy al Machu Picchu!!!



sábado, 16 de octubre de 2010

Chocolate, besos y pan

Ayer viví mi primera despedida en el proyecto. Ya se van Lisa y María y el último día de cada voluntario hacemos como una fiestecilla en la que se intenta hacer algo diferente. Les damos una merienda especial, un chocolatito y muchos besos.

En este caso la profe Lisa y la profe María se despidieron con un espectáculo de títeres. Hicimos un guiñol que los niños podrán usar cuando quieran. Yo pinté tres chanchitos, un lobo, y unas casitas de madera, paja y ladrillo, y así en un periquete organizamos una función con la que se quedaron ojipláticos. Yo que les veía desde un ladito, no me podía concentrar en mi papel de cerdito responsable. Fliparon. Todos con la boca abierta y contestando a coro a las preguntas que les hacían los personajes. Creo que antes de mi partida me los voy a comer a todos. Soplaré, soplaré y soplaré y volando me los llevaré. Os pongo alguna fotillo del proyecto y así os presento a alguno de ellos. En esta primera, mi compañera de batallas, cuarto, fiestas y demás menesteres, la profe Mari, con Marcos y su hermana.


En la segunda la profe Julita a punto de devorar a estas dos locas, quienes mejor que ser devoradas, lo que quieren es comer ellas el rico bocata de jamón que les ofrecimos tras la actuación. En las dos últimas os enseño parte de los 13o niños que asisten al proyecto y finalmente a Livia. Mis padres aun no saben que a esta me la llevo, será mi regalo de reyes. Shhhhhhhhhhhhhhh...

Finalizada la semana, una duchita reconstituyente y dejando el cansancio a un lado salimos de casa con intención de conocer la noche cusqueña. Y claro está que me hice a ella en un periquete. Coges carrerilla, pisco, cumbia, samba, reggaeton, y listo. Hasta las seis de la mañana. Ya nos dijo la casera al despedirse. "Mis bebés, salgan a bailar y vuelvan por la mañana con el pan". Nos lo tomamos en serio. No sabe Betty que dos panaderas tiene en casa.

Antes de irnos a casa quedamos con un nuevo amigo peruano para comer con él y probar el tan famoso Cebiche. Nos encantó. ¡Qué rico! A Phuru y a su banda sin nombre lo conocí el primer día. Es el guitarrista del concierto del que os hablé en la primera entrada. ¡Un crack! ¡Es auténtico! No le gustan las fotos así que no os lo presento, pero habrá más historias con él seguro. Ya somos unas groupies auténticas y es maravilloso conocer una ciudad, sus rincones y costumbres de la mano de alguien de aquí.

Al principio esto del Blog no me hacía mucha gracia, pero tengo que decir que ahora disfruto muchísimo de estos ratillos de tranquilidad, en silencio, con el mate de coca al lado y Mari en la otra cama haciendo lo mismo. Me lleva mucho tiempo, porque continuamente me quedo atascada en algún pensamiento, pero cuando hago Click en “publicar entrada” y lo veo colgado, sonrío siempre.


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jueves, 14 de octubre de 2010

Un día en Huchuy Yachaq

Un día antes de convertirme en peruana, alguien me dijo ante mis mil y una propuestas para el proyecto, que me relajara. Que al llegar me tomase un par de días para observarlo todo. Que de esta manera descubriría un caos, un caos al que no debería enfrentarme para intentar ordenar, sino un caos al que tendría que unirme para poco a poco sacar algo bueno de él. Hasta hoy el caos me hacía ilusión, estaba encantada con las mil y una novedades por día. Hoy ha podido conmigo. Pero solo hoy eh? Hay tantísimo que hacer, es tan difícil, tan pocos recursos, tantas necesidades básicas que se pasan por encima…
Llevo ya una semana por estas tierras y esas miradas infantiles de las que hablaba en la primera entrada, son ahora mi día a día. Sin embargo voy descubriendo muchas cosas en ellas: inquietudes, ilusiones, miedos y vergüenzas.
Llego cada mañana a las 9.00. Por la interminable cuesta voy encontrando niños perdidos que recojo y subo al proyecto entre besos, abrazos y “buenos días profe”. Ya en la guardería “Las hormiguitas” cantamos y desfilamos para entrar en el “el salón” donde lo primero que hacemos es pasar lista: Luz Karina, John Wilber, Deiby David, Mialú, Yasmina, Estefany, Jeferson, Jeimy, Livia, Ananí, Andrea, Luís Pablo… Tras un enérgico “presente” se van sentando y… ¡empezamos! Recortes con punzones, dibujos, acuarelas, puzles y canciones van llenando la mañana.
-“¡Profe, profe, profe; Jonh Wilber esta jalándome de la Chompa! “
-“¡ Profe, profe profe: puede ponerme ahí abajito mi nombresito?
- “¡Profe, profe, profe; ¿leemos el cuento de los tres chanchitos?
A las 11.30 nos lavamos las manos, salimos al recreo y esperamos el “ Lonche”. Cada día cocina una madre del asentamiento para todos ellos. Disfrutan como locos, en los mismos sitios donde media hora antes recortaban, de una comida que a cualquiera de nosotros nos parecería el “mayor de los bajones”. Y es que muchos de ellos solo se llevan a la boca lo que le damos en el proyecto, así que más les vale no hacerle ascos sino quieren ayunar hasta el día siguiente. Pobriños. Tras los manjares, revisamos la tarea y ponemos la del día siguiente.
Esa tarea hay quien la hace en casa. Sino a las 15.30 comienza la revolución. Uno a uno van llegando, ¡¡de todas las edades!! Hoy mismo mientras citaba recursos naturales no renovables, al mismo tiempo buscaba metáforas, enseñaba a dividir por dos cifras, el gentilicio de Puerto Rico y me sacaba a un par de hormiguitas de encima. Buf, es demasiado. Espero que la semana que viene, ya más metida en el caos, os pueda escribir con más alegría y orden. Aun así disfruto cada día y pienso en cosas que hacer con ellos. Talleres, actividades, cosas que aportar al proyecto. Cualquier sugerencia por vuestra parte será bien recibida.
Además del proyecto, en el que pasamos casi todo el día, gastamos la mayor parte de nuestra energía y ocupamos casi todos nuestros pensamientos; están nuestros ratos libres. Ya soy fan number one del grupo de música del que os hablé el otro día, ya conozco varios sitios de marchilla cusqueña, y de vez en cuando nos permitimos el lujillo de comer por 6 soles (euro y medio) en un restaurante vegetariano muy molón. Aun me queda mucho por aquí y estoy segura de que va a ser algo increíble. Por ahora hago un esfuerzo por “caotizarme”. A ver si el Machu Picchu, que visitaré este fin de semana, me ayuda. Buenas noches
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