martes, 26 de octubre de 2010

Machu Picchu

Nunca he sido una persona espiritual. Los chacras, las energías y  la meditación, jamás me llamaron la atención. Sin embargo creo que a mis 25 años he podido entender un mínimo todo ese mundo. Huayna Picchu arriba, a solas con la montaña. Sin más sonidos que los de la naturaleza y con las vistas mas maravillosas del mundo. ¡Qué  momento! ¡Qué lugar!
Cima del Huayna

Nada te distrae, solo piensas en ti, en las cosas que realmente importan y con uno de los siete escenarios más maravillosos del mundo. No sé cómo serán el Taj Mahal, Petra,  la gran Muralla China, el Cristo Redentor, la gran Pirámide de Guizao Chichén Itzá, pero desde luego Machu Picchu me dejó sin palabras, boquiabierta, estupefacta, flipando vamos. A mí, si si, que no callo ni debajo del agua. Muda. Fue un encuentro conmigo misma que no olvidaré.

Con esfuerzo y esa nueva sensación llegué a la cima. Un golpe de realidad me bajó del globo. Y es que por muy contenta que estuviera conmigo misma, el Machu Picchu no deja de ser un espectáculo para todo el mundo y las 400 personas diarias que pueden subir al Huayna Picchu para contemplar desde lo alto el antiguo poblado andino inca y el Machu Picchu, no pensaron:

-          Vámonos, dejemos a Ju que despegue del todo y que disfrute en solitario de este momento y lugar. 

Alejandro!!!!!
¡Qué desconsideración! ¡Mis chacras se cerraron del mosqueo! Sin embargo, estaba muy contenta, nada me iba a estropear el momento, ni siquiera las mil quinientas treinta y tres personas que copaban la cima. Así que encontré mi cuarto de metro cuadrado, y en posición fetal, la misma posición en la que enterraban a los incas para estar bien preparaditos ante su nueva vida, me senté a contemplar la vista. En la foto os la presento, pero espero que todos tengáis la oportunidad de encontrar vuestro cuarto de metro cuadrado en lo alto del Huayna, merece la pena. 

También os pongo la foto típica del condor Ju pasa, especie protegida que conseguimos retratar con miedo a despeñarnos y tirar todo por la borda. 

Cima del Machu Picchu
El descenso, otro cantar. Mucho más complicado. Yo con lo torpiña que soy no lo encontré muy peligroso, pero a mis compis de grupo les pareció que debería estar mucho más vigilado y seguro. Pié en falso y te vas al carajo, pero bueno, es parte de la experiencia. La Pachamama nos cuida.
Llegamos abajo tras momentos duros, curiosos, enternecedores y sustos. Dura, la subida. Curioso, el sentarme a descansar un segundito junto a dos tipos que tras recuperar el aliento e intercambiar un par de palabras, compartían el mismo acento que yo. ¡¡¡Eran de Pontevedra!!! Enternecedor, una pareja que subieron con su bebé de 8 meses a la cima y en su medio metro cuadrado, disfrutaron del momento, juntos, enamorados y con su bebé. Susto… una chica que se cayó y creo que tendrá ese mal recuerdo para toda la vida. En camilla se despidió del risco. Solo espero que esté bien.

Una vez abajo, cogimos fuerzas. En hora y media, sellamos pasaporte, nos dejamos timar por una trozo de Pizza y una Coca-cola, hicimos un pis y de vuelta a caminar. Esta vez nos esperaba la cima del Machu-Pichi. Buen ritmo, anti mosquitos, decisión e ilusión es lo único que hace falta. Un, dos, tres, cuatro… buf… Un, dos, tres, cuatro… A cada persona que me cruzaba, que la verdad no fueron más de 6, les preguntaba que si merecía la pena, que cuanto quedaba, que si me daban un poco de agua, que si un abrazo… Todos; francesas, chinas, mejicana… ponían sonrisa de oreja a oreja y decían que merecía muchísimo la pena. Un par de ellas me dijeron que era lo mejor que habían visto nunca… Claro, con esa contestación, te llenas de fuerza y otra vez. Un, dos, tres, cuatro…buf…un, dos, tres, cuatro…

Tras hora y media de ascenso se abre ante ti la mejor vista del mundo. Sonríes, lo conseguiste. Ahora no hay gente. Es tuya. ¡La leche! 

Despedida de la vista
Pasamos media horita arriba. Poco a poco fueron llegando los 6 integrantes del grupo. Primero mostrando una gran sonrisa, luego enmudeciendo ante la imagen, después compartiendo impresiones y por último fotografiando el momento. Juntos, separados, boca arriba, boca abajo, con bandera, sin bandera, haciendo el pino, la voltereta y el espagar. ¡Lo logramos! Algo que hizo ese momento especial fue Mari. Que poniendo un pié en la cima del Machu Picchu cumplía así un sueño y el sueño de su padre. Con sus ojos llenos de lágrimas consiguió emocionarnos a todos.

El descenso nuevamente duro. Además ya estábamos muy cansados y con ganas de meternos en la cama. Nos habíamos levantado a las 4.30 de la mañana y  eran las 5 de la tarde. Agotadas y contentas cogimos el tren y con gran paz interior, me metí en la cama con las pilas cargadas para enfrentarme a una semana más en Huchuy Yachaq.

jueves, 21 de octubre de 2010

2 semanas





Ya es miércoles, llevo dos semanas en Cusco y aquí estoy como Juan José Millás, su columna y su Gin tonic de las 19.30, pero con mi mate y mi blog. Ahí voy. 

Hace solo cuatro días que no escribo, pero aquí han pasado mil quinientas cosas. En “Villa Betty” cada vez estoy más a gustito. Lavo a mano que es un primor verme, ya he encontrado sustitutivos peruanos a casi todas las cosas que me gustan y con la gente de la casa muy bien. Es un ir y venir de personas maravillosas de las que disfrutas intensamente durante unos días. Caminas un rato a su lado, aprendiendo, riendo, pasando por infinidad de cosas nuevas, y así sin más en unos días, te separas con tristeza para cada uno seguir con su vida. Lupe, Gonzalo, Lisa, María…. Solo en 15 días conocí y me despedí de cuatro personas, que me ayudaron a adaptarme a este escenario y se fueron dejando su huella en el proyecto, en la casa y en nosotras. ¡Fue un placer coincidir en esta vida!

El domingo pasado tuvimos un día puramente cultural. Boleto turístico comprado y a visitar la Capital Arqueológica de América Latina y PATRIMONIO CULTURAL DEL MUNDO. 

Primero Tambomachay, lugar de hospedaje del Inka, a 8Km de Cusco y 3800 m de altura. Después Puka Pukara, puesto de control de tránsito peatonal y administrativo que era cuartel y alojamiento con depósito de alimentos. Más tarde Quenqo, “laberinto”, santuario religioso para ceremonias de culto a la fertilidad. Y por último Saqsaywaman, restos y cimientos de una colosal construcción formada por tres series de defensa en bloques de piedra y unidas con gran precisión. Esto lo acabo de copiar del folleto para que lo leáis así más profesional. La anécdota de la excursión, es guay. En Puka Pukara coincidimos con un grupo de adolescentes peruanos en plena efervescencia, que tras pasar a nuestro lado un par de veces se llenaron de valor y nos pidieron una foto. Estaban en su viaje de fin de curso. La foto se convirtió en 33, pues todos y cada uno de la clase se quiso hacer una foto con las turistas.  Eso sí, las piedras ni de reojo. Tras la sesión nos despedimos, pero coincidimos con ellos en la salida. Fue el instante en el que Mari me dijo que nos podíamos cobrar la sesión pidiéndoles que nos llevaran en el bus. Ni corta ni perezosa Juliña se acercó al profe y amablemente se lo soltó. Tras asentimiento y gran sonrisa, nos convertimos en adolescentes en plena efervescencia y allí fuimos. Autobús y guía turístico por la cara, y nunca mejor dicho. 
El lunes al proyecto. A mis niños cada día les quiero más. Me encanta cuando subo la cuesta y me los voy encontrando. Ves donde viven. Lo contentos que están con lo poco que tienen. Subes al proyecto hablando con ellos, y muriéndote un poco mientras ellos corretean hasta la cima como si nada. Lunes, miércoles y viernes tengo que lavarle la cabecilla a mi protegida que está malita. Ya he convertido el lavado de cabeza en una sesión de belleza total. Aprovecho para lavarle a ella, cortarle las uñas a medio jardín de infancia, sonar los mocos a media montaña y repartir toallitas húmedas de bebé a diestro y siniestro. ¡¡¡Les encanta!!! Otro rollo. 

-          Profe, profe, profe me da una olorosita? 

Las tardes se hacen un poco más cuesta arriba porque hay muchísimos niños. Yo ya solo me encargo de los más pequeños. Leemos los libros de Pepa y Misi y hacemos muchísimas fichas. Muchísimas. No me dan las horas muertas para inventar chorradas. 

Como poco a poco confían más en nosotras nos van dando más responsabilidades. Igual demasiadas, pero es que hace falta.  El lunes llevamos una escuela de padres. El tema era “Cómo corregir a nuestros hijos”.  Si claro, a  los míos también.  La teoría se la saben de rechupete, y cuando intervenían decían lo que queríamos oír. Son muy listas pero pasan de sus hijos todo y más. De hecho, estoy segura de que la mayoría vienen a la escuela para que les den el material escolar, dicen cuatro cosas para quedar bien y listo. No todas, sí que hay alguna riquiña, pero en general…
Muchas de las madres no son mucho mayores que yo, sin embargo parecen mayorcísimas. Siempre con un bebito a la espalda y doscientos tres colgando de sus brazos. Es una locura. Y es dificilísimo introducir los métodos anti conceptivos. Lo ven fatal. A ver como lo hacemos. Espero con ansia a la Dra. Cordeiro y poder preparar un taller con su colaboración. Solo con que nos escuche alguna me doy por satisfecha. 

El martes, taller de adolescentes. De este ya os hablé. Es el de la obra de teatro. Creo que les gusta bastante. Leímos un poco “El principito” para ver como leen, vocalizan… toma de contacto con el escenario. Creo que esto va viento en popa. Lo mas coñeiro, un grupo que se auto nombra “Las divinas”. Ya nos enseñaron a Mari y a mí el saludo del grupo, ¡estamos muy dentro del mundo adolescente!

Este mismo día, me pidieron que me acercase al cole de un niño para preguntar por él ante la sospecha de que no asiste a clase. Tras informarme un poco acerca de su vida, que me dejó nuevamente un poco embajonada, bajé al cole. Me gustó mucho el cole, la maestra, los pupitres y el encerado. Mucho menos el enterarme de que el niño no fue a clase en todo el curso. Ahora intentamos enseñarle a leer, porque estando en 2 de primaria no tiene ni idea. Bajaré al cole cada dos semanas e intentaré colaborar con la profe a ver qué se puede hacer por él. De los padres nadie sabe nada. Sus hermanas… van por el mismo camino. Fos

Al margen de esto, seguimos rescatando sonrisas. Cantando canciones, haciendo barcos de papel y subiendo y bajando las olas. 

Este fin de semana si que voy al Machu Picchu!!!



sábado, 16 de octubre de 2010

Chocolate, besos y pan

Ayer viví mi primera despedida en el proyecto. Ya se van Lisa y María y el último día de cada voluntario hacemos como una fiestecilla en la que se intenta hacer algo diferente. Les damos una merienda especial, un chocolatito y muchos besos.

En este caso la profe Lisa y la profe María se despidieron con un espectáculo de títeres. Hicimos un guiñol que los niños podrán usar cuando quieran. Yo pinté tres chanchitos, un lobo, y unas casitas de madera, paja y ladrillo, y así en un periquete organizamos una función con la que se quedaron ojipláticos. Yo que les veía desde un ladito, no me podía concentrar en mi papel de cerdito responsable. Fliparon. Todos con la boca abierta y contestando a coro a las preguntas que les hacían los personajes. Creo que antes de mi partida me los voy a comer a todos. Soplaré, soplaré y soplaré y volando me los llevaré. Os pongo alguna fotillo del proyecto y así os presento a alguno de ellos. En esta primera, mi compañera de batallas, cuarto, fiestas y demás menesteres, la profe Mari, con Marcos y su hermana.


En la segunda la profe Julita a punto de devorar a estas dos locas, quienes mejor que ser devoradas, lo que quieren es comer ellas el rico bocata de jamón que les ofrecimos tras la actuación. En las dos últimas os enseño parte de los 13o niños que asisten al proyecto y finalmente a Livia. Mis padres aun no saben que a esta me la llevo, será mi regalo de reyes. Shhhhhhhhhhhhhhh...

Finalizada la semana, una duchita reconstituyente y dejando el cansancio a un lado salimos de casa con intención de conocer la noche cusqueña. Y claro está que me hice a ella en un periquete. Coges carrerilla, pisco, cumbia, samba, reggaeton, y listo. Hasta las seis de la mañana. Ya nos dijo la casera al despedirse. "Mis bebés, salgan a bailar y vuelvan por la mañana con el pan". Nos lo tomamos en serio. No sabe Betty que dos panaderas tiene en casa.

Antes de irnos a casa quedamos con un nuevo amigo peruano para comer con él y probar el tan famoso Cebiche. Nos encantó. ¡Qué rico! A Phuru y a su banda sin nombre lo conocí el primer día. Es el guitarrista del concierto del que os hablé en la primera entrada. ¡Un crack! ¡Es auténtico! No le gustan las fotos así que no os lo presento, pero habrá más historias con él seguro. Ya somos unas groupies auténticas y es maravilloso conocer una ciudad, sus rincones y costumbres de la mano de alguien de aquí.

Al principio esto del Blog no me hacía mucha gracia, pero tengo que decir que ahora disfruto muchísimo de estos ratillos de tranquilidad, en silencio, con el mate de coca al lado y Mari en la otra cama haciendo lo mismo. Me lleva mucho tiempo, porque continuamente me quedo atascada en algún pensamiento, pero cuando hago Click en “publicar entrada” y lo veo colgado, sonrío siempre.


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jueves, 14 de octubre de 2010

Un día en Huchuy Yachaq

Un día antes de convertirme en peruana, alguien me dijo ante mis mil y una propuestas para el proyecto, que me relajara. Que al llegar me tomase un par de días para observarlo todo. Que de esta manera descubriría un caos, un caos al que no debería enfrentarme para intentar ordenar, sino un caos al que tendría que unirme para poco a poco sacar algo bueno de él. Hasta hoy el caos me hacía ilusión, estaba encantada con las mil y una novedades por día. Hoy ha podido conmigo. Pero solo hoy eh? Hay tantísimo que hacer, es tan difícil, tan pocos recursos, tantas necesidades básicas que se pasan por encima…
Llevo ya una semana por estas tierras y esas miradas infantiles de las que hablaba en la primera entrada, son ahora mi día a día. Sin embargo voy descubriendo muchas cosas en ellas: inquietudes, ilusiones, miedos y vergüenzas.
Llego cada mañana a las 9.00. Por la interminable cuesta voy encontrando niños perdidos que recojo y subo al proyecto entre besos, abrazos y “buenos días profe”. Ya en la guardería “Las hormiguitas” cantamos y desfilamos para entrar en el “el salón” donde lo primero que hacemos es pasar lista: Luz Karina, John Wilber, Deiby David, Mialú, Yasmina, Estefany, Jeferson, Jeimy, Livia, Ananí, Andrea, Luís Pablo… Tras un enérgico “presente” se van sentando y… ¡empezamos! Recortes con punzones, dibujos, acuarelas, puzles y canciones van llenando la mañana.
-“¡Profe, profe, profe; Jonh Wilber esta jalándome de la Chompa! “
-“¡ Profe, profe profe: puede ponerme ahí abajito mi nombresito?
- “¡Profe, profe, profe; ¿leemos el cuento de los tres chanchitos?
A las 11.30 nos lavamos las manos, salimos al recreo y esperamos el “ Lonche”. Cada día cocina una madre del asentamiento para todos ellos. Disfrutan como locos, en los mismos sitios donde media hora antes recortaban, de una comida que a cualquiera de nosotros nos parecería el “mayor de los bajones”. Y es que muchos de ellos solo se llevan a la boca lo que le damos en el proyecto, así que más les vale no hacerle ascos sino quieren ayunar hasta el día siguiente. Pobriños. Tras los manjares, revisamos la tarea y ponemos la del día siguiente.
Esa tarea hay quien la hace en casa. Sino a las 15.30 comienza la revolución. Uno a uno van llegando, ¡¡de todas las edades!! Hoy mismo mientras citaba recursos naturales no renovables, al mismo tiempo buscaba metáforas, enseñaba a dividir por dos cifras, el gentilicio de Puerto Rico y me sacaba a un par de hormiguitas de encima. Buf, es demasiado. Espero que la semana que viene, ya más metida en el caos, os pueda escribir con más alegría y orden. Aun así disfruto cada día y pienso en cosas que hacer con ellos. Talleres, actividades, cosas que aportar al proyecto. Cualquier sugerencia por vuestra parte será bien recibida.
Además del proyecto, en el que pasamos casi todo el día, gastamos la mayor parte de nuestra energía y ocupamos casi todos nuestros pensamientos; están nuestros ratos libres. Ya soy fan number one del grupo de música del que os hablé el otro día, ya conozco varios sitios de marchilla cusqueña, y de vez en cuando nos permitimos el lujillo de comer por 6 soles (euro y medio) en un restaurante vegetariano muy molón. Aun me queda mucho por aquí y estoy segura de que va a ser algo increíble. Por ahora hago un esfuerzo por “caotizarme”. A ver si el Machu Picchu, que visitaré este fin de semana, me ayuda. Buenas noches
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domingo, 10 de octubre de 2010

Agradeciendo a la Pachamama

Hoy fuimos a Calca a darle las gracias a la Pachamama por todo lo que nos da. Por ser tan buena y generosa con nosotros, por permitir que los cultivos nos den de comer y que las Alpacas con su lana nos abriguen. Yo agradecí como la que mas. os lo imaginaréis, eso si, estrenando impermeable, ya que con tanta generosidad acabamos caladas hasta los huesos. Bailes, comida por todos lados, música, actuación... ¡de todo! Todos encantados festejando...

Sin embargo no me dejan de afectar las cosas y no logro entender como entre tanta fiesta es posible ver a tanto niño trabajando, descalzos, sucísimos... Vendiendo palomitas, heladitos, chubasqueros, gorras, todo lo que pueda hacer falta en cada uno de los miles de cambios climáticos por los que pasamos cada día. Buf... muy duro. Una vez mas estoy en mi cuarto recargando pilas para buscar mas sonnrisas.

El trayecto... otra locura. La Pachamama debería poner mas atención al tráfico, sus conductores y la proporción de personas por asiento. Yo ya he dicho que no tengo carnet, pero vamos, tres copitas es lo mínimo que lleva esta gente en el cuerpo. Alucinada llegué a la siguiente parada, eso si, mereció la pena. Un pueblo convertido en mercadillo gigante. Qué bonito todo. Mantas, cinturones, gorros mochilas... todo gracias a la Pacha esta y a unas mujeres que curran día y noche sin descanso.

Mañana nueva semana. Mil ganas de ver a los niños y mil ideas para hacer con ellos estos meses. Mari y yo nos pasamos la tarde de ayer inventando juegos y adaptando una obra de navidad para representar con las mayores. No se yo si llegaremos a ordenarlas, a ganar su confianza , a perder su vergüenza, a disfrazarlas, a hacer un escenario... buf! Llegaremos?

También empezaremos un taller con las madres de los niños. Laura, que cose muy requete bién les enseñará con nuestra ayuda, que aunque cosemos muy requete mal, estamos dispuestas a aprender, y esperamos que así, poco a poco, estas madres puedan sacar adelante a sus niños. Creo que en ese momento sonreiremos todos.

B
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sábado, 9 de octubre de 2010

Descubriendo Cuzco

No hace más de tres semanas que Perú se hizo protagonista de mis sueños y de mis ilusiones. Un click sobre "comprar billete" y todo empezó a girar en torno a Cuzco. Llevo poco más de tres días en esta caótica ciudad y todo, absolutamente todo es nuevo. Todo me llama la atención: los olores, cada imagen, la gente, la comida, el transporte, los animales... No hay absolutamente nada que se parezca un mínimo a lo anteriormente vivido y eso hace que tenga constantemente unas cosquillas en el estómago, unas cosquillas que me gustan y que creo que son las que hacen que me sienta la persona más feliz del mundo. Me queda tanto por conocer, tanta gente de la que disfrutar y aprender, que no se ni por donde empezar. Lo haré por el principio e intentaré ir contando poco a poco todo o que esta experiencia me regala, que sin lugar a duda será mucho mas de lo que yo pueda aportar.

Llegué el miércoles por la mañana tras el mejor de los viajes y en el aeropuero me esperaba la primera sonrisa, la de Jorge, que con un cartelito con mi nombre me invitaba a poner el primer pié a 3300 metros de altura. Por la ventana del taxi empecé a conocer Cuzco y su desorden y en poco mas de 10 minutos apareció mi nueva casa.

Lo primero que me dieron  nada mas llegar fué un mate de coca, del que no me he despegado desde entonces, por ser el mejor remedio para el mal de altura, un mal que por mi no ha pasado a pesar de las mil y una historias que oí acerca de él. Poco después conocí a mis nuevas compañeras de viaje, que con nuevas sonrisas me invitaron a empezar esta experiencia. Rápidamente hice una mochila y salí por la puerta. Subí al barrio de San Blas, comí lo que aun no sabía que sería mi menú diario, sopa y pollo, y tras un par de vueltas por la ciudad volví a Villa Betty para coger fuerzas. Mi llegada coincidió con la despedida de Lupe, a quien me habría encantado conocer y de la que me llevo sus consejos. Me tomé la despedida como mi bienvenida. Probé el Pisco, mi nuevo cubata, fuí a un concierto guay, conocí a mucha gente y lo mas importante,  me acosté encantada de haber dado con este mágico lugar, y con muchas ganas de subir al proyecto al día siguiente a conocer a los niños de los que tanto había oído hablar en las últimas horas.

El día siguiente no se me olvidará el resto de mi vida. Para llegar al proyecto hay coger una combi. ¿Qué es una combi? Una furgoneta, con no mas de 16 asientos en las que vamos unas 50 personas. Al grito de "sube, sube, sube" nos hacinamos unos sobre otros. Vocean las paradas por la ventana, y cuando crees adivinar que es la tuya la siguiente, coges aire para poder hacerte un hueco entre la gente y salir medio disparado al grito de "baja, baja, baja". ¿qué a todo te acostumbras? !venga hombre! a esto seguro que no. Con lo que yo quiero a Colt.

Ya en tierra firme comienza el ascenso. 20 minutos de subida. Eso dicen, yo creo que es más, o por lo menos el estado en el que llego arriba lo refleja. ¡Hiperventilo por todos lados! Esa mañana conocí a Greisi, la psicóloga con la que trabajaré estos meses. ¡Qué gran persona! Me llevó a la clase de los niños de 5 años. No os podeis imaginar lo que sentí cuando se abrió la puerta y vi a esos niños sentados mirandome fijamente. Tardaron 2 segundos en abalanzarse sobre mi, preguntarme el nombre, enseñarme su dibujos... tantas cosas en tan poco tiempo. Podría escribir sin parar sobre todos ellos pero lo haré poco a poco, cada día. Se que detrás de esas caras hay mil y una historias que contar, y mi propósito, mil y una sonrisa que dibujar en Cuzco. Se lo merecen todo, me emociono solo con pensar en ellos, y quiero, me muero por compartirlo con vosotros y animaros a vivir todo esto.

Las tres primeras horas con los niños fueron inolvidables. Bajé a comer al centro, sopa y pollo claro,  y tras un nuevo peligroso ascenso dirigidas por Lisa, catalana ya experta en subir montañas, comenzó la tarde en el proyecto. Ni por asomo me imaginaba la situación . 100 niños, de entre 2 y 12 años, gritando, dándote besos, pidiéndote ayuda con la tarea... incríble! Un verdadero caos. Por donde empezar??? Lo descubriré con el tiempo. Por ahora cuento cuentos, doy muchos besos, te quieros hasta el sol y aprendo de los voluntarios que llevan aquí mas tiempo.

 Llegué a casa a las 9 de la noche, después de 13 horas fuera. Me metí en la cama hecha polvo. Un poco angustiada también, pero con el apoyo de las niñas que viven conmigo, quienes vivieron igual que yo el primer día en Huchuy Yachaq.

Siendo el viernes "feriao" estoy disfrutando de un fin de semana largo que no me viene nada mal tras tantísimas emociones. Conociendo a las niñas que viven conmigo y cogiendo fuerza para la semana que viene. Esta mañana fuí a clases de Yoga, Kun fú, Thai chi y desarrollo personal. Estoy desconocida, pero tan contenta!!! Os contaré mucho más, poco a poco,  intentando haceros partícipes de mi vida en Cuzco y de las sonrisas que conseguimos dibujar.

Dicen que este es "un viaje que cambia vidas, que da tanto como lo que tu puedas entregar de ti misma"